jueves, 16 de abril de 2009

Religión, política, sanidad y familia


Esta entrada que publico, es la respuesta a la entrada de otro Blogger, que realicé en apoyo de un comentario de un lector. Su cometario hace referencia a la formación religiosa de la nueva Presidenta del Parlamento Vasco. Dice textualmente:

“A mí la religión sí me parece reseñable, porque conlleva una ideología, que conlleva una práctica política, y con esto no digo que en este caso concreto sea reseñable, pero por ejemplo no quisiera para mí una consejera de sanidad o de servicios sociales contraria al uso del preservativo.
Si me voy a otras latitudes, a mí me influye mucho a la hora de considerar a una persona, por ejemplo, el saber que niega la teoría de la evolución de Darwin, como era el caso de Sarah Palin.”

Esta es mi respuesta:

Pensando en la formación y trayectoria religiosa de Arantza Quiroga y la inmensa mayoría de los políticos del PP, es evidente que les impediría hacer una política social, sanitaria y educacional, entre otras cosas, acorde a los tiempos en que vivimos. En qué cabeza cabe, por ejemplo, que el uso del preservativo no tiene otro efecto que el anticonceptivo. El uso preventivo del preservativo está fuera de toda duda. Ayuda enormemente a no contraer y expandir enfermedades de contacto sexual, alguna de ellas tan solo embarazosas, pero otras muy graves.

Por mucho que quieran promover la abstinencia, esta es antinatura. Cuando dos personas del mismo o distinto sexo se quieren o se gustan, necesitan del placer intelectual y afectivo, pero en muchísimos casos también requieren del placer físico para complementar al resto de placeres.

No soy ni biólogo ni zoólogo, pero no tengo ninguna duda de que este comportamiento no es exclusivo del ser humano. En el reino animal seguro que sucede lo mismo.

Ya se que se puede pensar que otras generaciones, y en situaciones mucho más penosas y críticas, las familias eran muy numerosas. En la actualidad, en nuestra forma de vida materialista y consumista, en la que ambos miembros de la pareja necesitan trabajar para poder mantener una familia con dos hijos y el ritmo de vida acostumbrado, y mientras esto no cambie, no puedo dejar de pensar que los métodos anticonceptivos son la única salvación para la mayoría de las familias, es decir, para las que no disponen de rentas y patrimonio suficientes, como para procrear una prole de hijos que a más de una familia no acomodada le gustaría poder tener.

Allá cada uno con sus ideales o religiones, se merecen todo mi respeto. Pero, también pienso que el ser humano en su inmensa mayoría, por fortuna, es racional, y por lo tanto, libre de poder elegir su forma de vida siempre que no incurra en la ilegalidad.



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