Agate Deuna - Santa Agueda

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Agate Deuna o Santa Agueda. Los coros salen a la calle en la víspera del día de la santa siciliana, llenando los barrios de casi toda Euskal Herria de melodiosos cánticos acompañados por el golpear rítmico de la makila. "Aintzaldu daigun Agate Deuna, bihar da ba Deun Agate. Etxe honetan zorion hutsa, ..." "Alabemos a Santa Agueda, mañana es el día de Santa Agueda, deseamos a todos los de esta casa felicidad para siempre..."
Bomberos, partidos políticos, colegios e ikastolas. Cuadrillas de txikiteros, asociaciones diversas... celebran la vispera de Santa Agueda cantando y recaudando fondos, algunos para beneficiencia y otros en beneficio de sus estomagos con meriendas y chocolatadas. Pero todos con el mismo fin, mantener una tradición que viene de muy lejos.

Según el sociólogo y profesor de antropología de la UPV-EHU José Ignacio Homobono “Más allá de la leyenda hagiográfica, el culto de Santa Águeda enlaza con las antiguas Matronalia romanas, fiestas dedicadas a propiciar la fertilidad de las matronas, en honor de Juno Lucina, divinidad de los partos y de la abundante lactancia. Otros poderes de Santa Águeda son los de preservar contra incendios y erupciones volcánicas, o los más genéricos de proteger contra los malos espíritus, enfermedades del ganado y potenciar la producción agraria. En Euskadi se la atribuye, además, otra faceta sanadora: la de curar de cefaleas y migrañas; y la santa, acusada de brujería durante su proceso, actúa como sorgiña –transformada en gata- en varias leyendas vascas. Perfil que evoca la hipótesis de la brujería como culto a Diana, asimismo virgen, protectora de los partos y de la fertilidad” (Eusko Ikaskuntza – Centro de Estudios Vascos, Gobierno Vasco. 2001)

Es una fiesta muy arraigada en todo el estado con muy diversas formas de celebración. En San Asensio, La Rioja, el pueblo de mi mujer, desde antiguo es costumbre ir a las cuevas (bodegas) a merendar tortilla de chorizo el mismo día de la santa, así que a mi me toca guardar las dos tradiciones, salir a cantar (mejor dicho a escuchar) y cenar tortilla de chorizo. Están también las muy famosas alcaldesas de Zamarramala, en Segovia, donde todos los años nombran a las mujeres alcaldesas por un día. Todo comenzó en el año 1227, durante el reinado de Alfonso VI, cuando los moros ocupaban El Alcazar de Segovia. Las zamarriegas entretenían a los moros con sus bailes frente al Alcazar, desde Zamarramala, mientras sus maridos los desarmaban y reconquistaban la fortaleza.